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Los departamentos ubicados en el Fraccionamiento Silos tienen además el estrés del sonido de cables de alta tensión bajo los que se encuentran. Foto: Ismael RamírezJulio Cárdenas/Mural
Guadalajara, México (03 mayo 2020).- Hasta el último centímetro de su propiedad intentan aprovechar los habitantes de vivienda masiva en la Ciudad.
Conforme les va dando el bolsillo y sus ideas, vecinos del fraccionamiento Los Silos, ubicado por la Carretera A Chapala, en Tlajomulco de Zúñiga, agrandan sus casas para escapar del hacinamiento del que aseguran, cayeron por engaños.
«Originalmente pues era un proyecto hermoso, pero se vino abajo, no sé si fue la gente, si fue el fraccionador, si fue el Ayuntamiento», expresó Martha Ruvalcaba, vecina del lugar.
«Yo cuando llegué y vi mi casa, porque mi marido me trajo y dije, ‘no, qué es esto’, porque pues llegué y solo vi las casas muestra totalmente amuebladas, y cuando llegué veo mi casa delimitada, fue una sorpresa desagradable».
Con el tiempo fue quitando el área de jardín para que la superficie de construcción de su casa pasara de 36 a unos 45 metros cuadrados. Eso lo replica la mayoría de habitantes del fraccionamiento con unas 5 mil unidades habitacionales construidas a partir del 2008 por la desarrolladora Arcor.
Además de la falta de agua y de transporte, así como de las condiciones de hacinamiento, los vecinos se enfrentan a invasores que de manera temporal acaparan las casas abandonadas.
Las casas «huevito» son una respuesta a la demanda de vivienda y la capacidad de las familias para su adquisición y una gran cantidad en el País tiene un leve o alto grado de hacinamiento en su interior, explicó María Milagros, profesora-investigadora del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) de la UdeG.
Indicó que en el contexto actual de la emergencia sanitaria por el coronavirus, las condiciones de convivencia en este tipo de viviendas pueden volverse más conflictivas, pues sobrevienen escenarios de estrés, angustia, depresión y tristeza por la incertidumbre de la salud y la economía.
«Además, la inmovilidad dentro del mismo espacio, con mayor razón si en la casa habitan muchas personas, o si hay niños que no pueden salir a jugar al parque, o si hay personas con problemas (de salud)», abundó.
«Otras problemáticas como la violencia intrafamiliar, en toda su gama, son situaciones que se acentúan en condiciones de hacinamiento. Es en este momento cuando se evidencian los defectos de esos diseños de espacios, lo que se ha dejado de exigir, y lo que pudo haberse construido mejor».
Consideró que esta es la ocasión para plantear cambios en las normatividad que permitan construir mejores viviendas, que sean acordes con la cantidad de personas que la habitan.

