Fernanda Carapia/Mural

Guadalajara, México (31 julio 2024) .-15:35 hrs

El especialista precisó que estos ecosistemas sirven como refugio de aves migratorias. Crédito: Archivo.

La degradación de los manglares se detuvo, pero todavía faltan acciones para conservarlos y restaurar estos sitios refugio de varias especies de animales y plantas, aseguró Francisco de Asís Silva Bátiz, integrante de la asociación civil Vive el Planeta Azul.

«No sólo es proteger manglares en sí, sino todo lo que está alrededor, además del sitio RAMSAR, es decir, proteger el cuerpo de agua y guardar veinte metros de zona federal, e ir más allá, crear otro instrumento de política pública que trate de restaurar o rescatar y proteger los manglares en el lugar», precisó el también investigador de la UdeG.

Los manglares, explicó, son árboles que crecen dentro de las lagunas y lagos en la costa, especies que se caracterizan por resistir la salinidad y la falta de agua. Hay cuatro tipos diferentes, dependiendo del grado de humedad al que resistan.

«Por ejemplo, dentro de los esteros o de las lagunas costeras se encuentran el mangle rojo, negro, blanco y el botoncillo, el Conocarpus erectus; este último crece en las partes más secas y menos húmedas», detalló Silva Bátiz.

El especialista precisó que estos ecosistemas ofrecen grandes servicios ambientales, pues es el albergue de varias especies de reptiles como cocodrilos, así como refugio de aves migratorias.

En la costa de Jalisco existen siete humedales: Estero La Manzanilla, la Laguna de Barra de Navidad, la Laguna de Xola-Paramán, el Estero El Chorro; el Estero Majaguas y el Sistema Lagunar Estuarino Agua Dulce-El Ermitaño.

Silva Bátiz recordó que en los años 70 y 80 hubo una degradación de los manglares que provocó la pérdida de varios ecosistemas. Fue en la década de 2010 cuando se protege la especie y se detiene la tala.

Sin embargo, dijo, pese a las protecciones federales, la falta de seguimiento de los gobiernos a los programas de conservación y de manejo, dificulta la restauración del entorno de los ecosistemas de manglares.

«El comité local tiene algún nivel de injerencia, pero no son autoridad, no pueden detener o autorizar una obra. En ese sentido, hace falta fortalecer, en los municipios, a los organismos ecológicos locales, o el estatal en la Costa de Jalisco; esa es una de las principales fallas, la falta de seguimiento de los programas de conservación y de los actores», dijo.

El investigador recordó que, en el caso de El Estero del Salado, ubicado en Bahía de Banderas, en los límites con Puerto Vallarta, la falta de programas de concientización y respeto de la fauna en los manglares, donde se construyeron campos de golf, hay encuentros de humanos con cocodrilos.

«Por eso ocurren los accidentes con cocodrilos, porque la gente se mete en su hábitat, y no que los cocodrilos salgan de su hábitat», especificó.

Por el contrario, en La Manzanilla, donde el pueblo está rodeado de esteros y cocodrilos, los ataques no son frecuentes porque la gente conoce los límites de su actividad y la de los reptiles.

«La gente conoce las consecuencias y no se mete a un lugar donde hay cocodrilos; claro, la gente sale a pasear, sí, pero no para hacer otro tipo de actividades. Entonces, el caso de Vallarta es el lugar donde el desarrollo urbano presiona más a los manglares», concluyó.