Violeta Meléndez/Mural

Guadalajara, México (14 junio 2024) .-05:00 hrs

Más de una semana lleva la población de Madero, en Tizapán el Alto, viviendo entre el hedor que desprende la putrefacción de peces muertos por la desecación de la presa El Volantín. Crédito: Especial

Más de una semana lleva la población de Madero, en Tizapán el Alto, viviendo entre el hedor que desprende la putrefacción de peces muertos por la desecación de la presa El Volantín, así como problemas estomacales pero, a la fecha, no hay quien retire la biomasa en descomposición porque las autoridades se pasan la bolita.

En primera instancia, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) responsabilizó a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) de dicha actividad; al consultar el tema, con dicha dependencia derivó el caso al Comité de Sanidad Acuícola en Jalisco, que a su vez remitió al Ayuntamiento de Tizapán, dado que ellos solamente se encargan de la calidad de los peces vivos para consumo humano, sin embargo, pasan los días y ninguna entidad realiza labores de saneamiento.

Se consultó también con el Ayuntamiento de Tizapán el Alto pero, a la fecha, no ha dado respuesta, a pesar de que pobladores de Madero refieren malestares incluso físicos a partir de la desecación de la presa.

«Es insoportable y no ha venido nadie. La Conagua fue al principio y dijo que iba a regresar, pero nada más, también Protección Civil, de recién que se secó, pero nadie ha hecho nada. Hay gente enferma del estómago», planteó Miriam Valdovinos, habitante de Madero.

La presa se secó definitivamente el lunes de la semana pasada y es cuando los peces comenzaron a morir, esto debido a que Tizapán el Alto experimenta desde el 2022 una fuerte sequía de la que no ha podido reponerse y que este año se volvió extrema, por lo que el embalse no resistió la evaporación.

Ante esto, la Conagua refirió que la única alternativa es esperar a que llueva y vuelva a llenarse, pese a que se trata de una presa de uso agrícola y ganadero.