En el marco de la estrategia Revivamos el Río Santiago, Alfaro ha celebrado la llegada de nuevos parques industriales al municipio de El Salto, que ha pasado de 900 mil metros cuadrados en 2017 a un millón 800 mil en 2023, registrando un crecimiento de 100% en la oferta de parques industriales.

15 May, 2024 15:30

Por Cindy McCulligh y Alan Carmona*/ https://aristeguinoticias.com/1505/opinion/los-multiples-cinismos-de-salvar-al-rio-santiago-articulo-de-cindy-mcculligh-y-alan-carmona/

En esta época electoral, brotan como hongos los potenciales salvadores de los cuerpos de agua lastimados por la contaminación urbana e industrial, entre ellos el río Santiago en Jalisco. Todas y todos son candidatos del agua. En Jalisco, al mismo tiempo, el gobernador Enrique Alfaro presume los “logros” de su estrategia sexenal Revivamos el Río Santiago, al elegir con mucha cautela (por no decir tergiversar) datos de puntos selectos para demostrar signos de “mejora” en este río que genera enfermedad para las poblaciones que viven a sus orillas. La condición actual del río Santiago, especialmente a la altura de la cascada entre las poblaciones de El Salto y Juanacatlán, es la primera señal del cinismo de las autoridades.

A la par de las promesas de rescatar ríos, hay una concordancia en las estrategias económicas – más allá de los partidos políticos – que se centran en “aprovechar” las ventajas del país (ubicación, bajos salarios, normas ambientales ‘flexibles’) para atraer nuevas inversiones. Claudia Sheinbaum, quien en repetidas veces se ha comprometido a sanear el río Santiago, promete atraer al país 100 parques industriales como “polos de desarrollo” con los apellidos “sustentabilidad” y “bienestar”.

En el marco de la estrategia Revivamos el Río Santiago, Alfaro ha celebrado la llegada de nuevos parques industriales al municipio de El Salto, que ha pasado de 900 mil metros cuadrados en 2017 a un millón 800 mil en 2023, registrando un crecimiento de 100% en la oferta de parques industriales.

Foto: Cuartoscuro

El Salto y la Cuenca Alta del río Santiago es uno de los “infiernos ambientales”, así llamados por Víctor Toledo cuando estuvo al frente de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). Estos infiernos ambientales, reconocidos varios como Regiones de Emergencia Sanitaria y Ambiental (RESAs) por SEMARNAT, CONAHCYT y la Secretaría de Salud en 2021, fueron llamados también los “paraísos industriales” por los grupos organizados de dichas regiones y por organizaciones internacionales en la Caravana ToxiTour a finales de 2019.

Son estas regiones donde afloran las contradicciones del modelo de desarrollo basado, de una manera importante, en la industria manufacturera estilo maquiladora que ahora se promueve bajo la bandera del nearshoring. Y son contradicciones que afloran en forma de enfermedad, muerte y devastación de los territorios.

En 2023, Jalisco volvió a encabezar una lista infame. En el último informe del Sistema de Datos Renales de Estados Unidos (USRDS, por sus siglas en inglés), Jalisco tuvo la mayor incidencia de enfermedad renal en etapa terminal de 51 regiones o países que reportaron sus datos. Dentro del estado, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Comisión Estatal de Derechos Humanos han reconocido a El Salto y Juanacatlán como focos rojos para la enfermedad renal. Los problemas de salud no se limitan tampoco a la enfermedad renal.

Durante el ToxiTour en 2019, se destapó un estudio que autoridades del estado no dieron a conocer durante casi una década, en donde investigadores de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí comprobaron altos niveles de exposición a plomo, arsénico, cadmio, mercurio y contaminantes orgánicos persistentes en niños y niñas de El Salto y Juanacatlán.

Mientras brotan los parques industriales en El Salto, casi tan abundantes como las promesas, la autoridad del agua está más ausente que nunca. A nivel nacional, el número de inspecciones realizados por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) bajo 70%, de un promedio entre 2010 y 2018 de 7,693 inspecciones al año a un promedio de sólo 2,334 entre 2019 y 2023. Conagua debe vigilar un universo de 530,885 concesiones y permisos de descarga. A su tasa reciente de inspección, requeriría de 227 años para inspeccionar a cada usuario. En Jalisco, la situación está incluso peor.

En el estado hay más de 42 mil concesiones y permisos, y Conagua realizó sólo 54 inspecciones por año entre 2019 y 2023. Apena incluso decir que, a ese ritmo, ¡tardaría 790 años para inspeccionar a cada usuario! Bonita señal de cinismo.

En 2022, SEMARNAT celebró el fin de “25 años de parálisis” al publicar en el Diario Oficial de la Federación una nueva norma de descarga en el país, la NOM-001-SEMARNAT-2021. La nueva norma fortalece en algo el marco regulatorio, al incluir parámetros como demanda química de oxígeno, toxicidad aguda y color, aunque con una implementación paulatina. Pero uno tiene que preguntarse, ¿qué nos aporta una norma algo más adecuada si no hay quien la haga valer?

Los cuerpos de agua lastimados en el país no revivirán con proyectos sexenales enfocados en plantas de tratamiento municipales. Tampoco se sanearán si sigue la impunidad de los paraísos industriales. Impunidad que se mantiene, tácitamente, como uno de los atractivos para jalar nuevos emprendimientos industriales. Los megaproyectos como el Corredor Interoceánico y el Tren Maya, que se presumen por la que probablemente será la primera presidenta de México, dan continuidad a los planes de integración mesoamericana del gobierno de Estados Unidos para la contención migratoria y el saqueo de los territorios. Es decir, se vislumbra la reproducción de nuevos “Saltos”, nuevas RESAs, si la tendencia de inversión y desregulación de los últimos gobiernos prevalecen.

*Cindy McCulligh es profesor-investigadora de CIESAS Occidente
Alan Carmona es integrante de la Agrupación Un Salto de Vida