por Lauro Rodríguez/ntrguadalajara.com

 30 de Enero de 2024, 06:00 –

MUCHA. CRI calcula que para producir un aguacate tamaño mediano se necesita el agua equivalente a una ducha de 20 minutos para una persona. (Foto: Especial)

La organización Climate Rights International (CRI) documentó cómo las empresas aguacateras, con la anuencia de autoridades que no supervisan, le roban el agua a las poblaciones de Jalisco y Michoacán para regar las huertas.

A través de la investigación El saldo insostenible de la expansión aguacatera, publicado en noviembre de 2023, la organización describió cómo el mercado estadounidense importa agua en forma de aguacate desde Jalisco y Michoacán, y deja zonas áridas y en riesgo.

Mediante visitas de campo y testimonios de exfuncionarios y pobladores de las comunidades cercanas a las huertas, personal de la organización detectó que las empresas ordeñan las tomas, los ríos o manantiales que tienen como finalidad el abastecimiento de las poblaciones. Esa agua la utilizan para el riego de las huertas sin reportar su uso a la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

“El robo de agua por parte de productores de aguacate para irrigar sus huertas a menudo agrava la deforestación ilegal. Muchos productores en Michoacán y Jalisco extraen agua de arroyos, ríos, manantiales y pozos sin que el sistema de concesión federal de México haya emitido las concesiones obligatorias correspondientes”, describe la investigación.

El denominador que CRI encontró en el sur de Jalisco, donde visitó comunidades de municipios como Zapotlán el Grande y Tamazula, es la confluencia de dos de las principales problemáticas que tiene esta agroindustria: deforestación de terrenos de forma ilegal y riego de árboles con agua fuera de la ley.

“Un ex alto funcionario del sector del agua de Michoacán y funcionarios municipales de un centro productor de aguacate en Jalisco estimaron que al menos la mitad de los pozos en sus jurisdicciones no contaban con las concesiones necesarias. El robo vulnera el sistema de concesiones con el que cuenta México para proteger el abastecimiento procedente de cuencas (aguas superficiales) y acuíferos (aguas subterráneas) y, por consiguiente, el derecho humano de los residentes al agua”.

La organización resguardó los nombres de todas las personas que entrevistó por el clima de violencia que viven activistas, periodistas y académicos que denuncian o investigan este tipo de prácticas de la agroindustria, pero sí especificó que los testimonios sobre los pozos de agua en Jalisco los obtuvo en Ciudad Guzmán.

CRI estimó que para producir un aguacate tamaño mediano, que es el promedio de exportación para Estados Unidos, se requiere el agua equivalente a una ducha de 20 minutos para una persona.

“La escala de la producción de aguacates en México, que hace que el país sea el principal proveedor mundial y de EE. UU., drena un volumen inmenso de agua de los ecosistemas, a menudo mediante el robo de agua. En palabras de un funcionario ambiental del ámbito federal, el consumo de aguacate es ‘a costa’ de ‘secar las cuencas’. O, como lo ha señalado un líder comunitario, ‘exportan nuestra agua en forma de fruta’”.

Un ejemplo de ello es lo que ocurre en la comunidad El Atascoso, Tamazula de Gordiano, donde se encontró que desde que los habitantes notaron que las aguacateras perforaron nuevos pozos sin permiso, ahora tienen agua potable sólo una vez a la semana y no diario.

La organización preguntó a la Asociación de Productores y Exportadores de Aguacate de México (Apeam) sobre si ellos vigilan que las empresas no deforesten ni roben agua y la respuesta fue que “no”.

Amenazas y violencia

Climate Rights International detectó además que los cárteles del narcotráfico “han procurado lucrar con la expansión del aguacate” en Jalisco y Michoacán, lo que ha tenido como consecuencia un clima de violencia para quienes investigan, denuncian o defienden el territorio.

“Las amenazas y ataques reiterados contra quienes se atrevieron a oponerse a la deforestación y a los impactos hídricos vinculados con la producción de aguacate intensifican considerablemente este clima en el que prevalece el temor. Climate Rights International documentó más de 30 amenazas u otros actos de intimidación, cuatro secuestros y seis agresiones armadas —cinco de ellos con consecuencias fatales— que estuvieron asociados con la expansión del aguacate en Michoacán y Jalisco”, describe.

La organización añadió que las autoridades de Jalisco y Michoacán reconocieron que la presencia e influencia del crimen organizado es uno de los factores que propician la falta de vigilancia y, en consecuencia, que se pueda frenar la deforestación ilegal y el robo del agua.

“(Las autoridades) refirieron múltiples ocasiones en las cuales la presencia de hombres armados —presuntos miembros de la delincuencia organizada— los obligaron a desistir de operaciones en el terreno. Los funcionarios señalaron que sencillamente es demasiado peligroso ir a algunas áreas de expansión de cultivos de aguacate sin estar escoltados por las fuerzas de seguridad”. Lauro Rodríguez

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