por Agustín del Castillo/ntrguadalajara.com

 11 de Abril de 2023, 16:13 –

LLAMAS. Al registrarse hasta ahora 338 incendios en Jalisco, el promedio de daño por evento es de 28 hectáreas. (Foto: Especial)

El estado de Jalisco mantiene el primer lugar en superficie quemada a nivel nacional. El registro de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), con corte al 6 de abril, precisa que 9 mil 504 hectáreas del estado han sido afectadas por el fuego desde que inició el año.

La misma información precisa que van 338 incendios, por lo que el promedio de daño por evento es de 28 hectáreas.

Los contrastes con otros estados que le siguen en superficie son notables. Sonora, con apenas 14 deflagraciones, alcanza una superficie quemada de 7 mil 730 hectáreas, es decir, 552 hectáreas por cada hecho. Guerrero les sigue con 26 incendios con un daño de 5 mil 594 hectáreas, por lo que hay un promedio de 215 hectáreas por evento.

El estado vecino Nayarit ocupa el cuarto lugar nacional con 3 mil 599 hectáreas en 24 sucesos, lo que da un promedio de 150 hectáreas por cada evento.

Esto revela que en Jalisco la profesionalización de los brigadistas ha sido un activo importante, pero su desgaste es brutal, pues han debido enfrentar 25 veces más eventos que Sonora y 15 más que Guerrero.

La explicación siempre es multifactorial, desde temas de ubicación geográfica en una zona de transición de ecosistemas entre la América templada y la tropical, hasta la ausencia de trabajos preventivos completos en algunas áreas, caso notable del bosque La Primavera, donde la restricción de uso de fuego por el plan de invierno para evitar la contaminación del aire impidió que se realizaran muchas actividades para manejar combustibles y establecer guardarrayas y brechas negras, según lo denunciaron brigadistas locales a NTR (ver edición del 27 de febrero de 2023).

Desde 2016, Jalisco no ha dejado los primeros cuatro lugares en superficie impactada por fuego; de hecho, suma tres primeros lugares (2016, 2018 y 2019).

Es importante señalar que los bosques afectados, por estar adaptados al fuego, suelen restaurarse arriba de 95 por ciento en los siguientes meses del evento, aunque el impacto climático por la liberación de carbono y el efecto erosivo de lluvias intensas sobre superficie desprovista de cubierta vegetal repercuten negativamente para la salud y el riesgo.

Además de los descuidos de visitantes de bosques o actividades con fuego en las periferias urbanas, la escasa aplicación de la Norma Oficial Mexicana 015 –está relacionada al manejo de fuego– y el incumplimiento de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) de los convenios firmados con la Conafor en años anteriores, para no otorgar estímulos y subsidios a actividades agropecuarias que deterioran los bosques y selvas, son causas subyacentes a la explosiva presencia de incendios forestales.

La norma tiene por objeto “establecer las especificaciones técnicas de los métodos de uso del fuego en terrenos forestales y agropecuarios” y precisa que las personas que pretendan hacer uso del fuego deberán “presentar el aviso de uso del fuego (anexo 1 de la NOM-015), hacer uso del fuego cuando no existan incendios en un radio de 10 kilómetros; no realizar quemas simultaneas en terrenos vecinos; verificar la existencia de un calendario de quemas municipal, ejidal o comunal y avisar a los vecinos del terreno previo a realizar la quema”.

EH-jl/I